Tren rápido Rancagua–Valparaíso: el nuevo eje ferroviario del Chile Central

Tren rápido Rancagua–Valparaíso: el nuevo eje ferroviario del Chile Central

Redacción SANRAVAL · 3 de noviembre de 2025

3 de noviembre de 2025

SANRAVAL · Chile Central. El proyecto de tren rápido Rancagua–Valparaíso se perfila como una de las iniciativas de transporte más estratégicas de la década: conectará por primera vez las tres capitales del eje central —Rancagua, Santiago y Valparaíso— en un trazado ferroviario de 173 km que reducirá los tiempos de traslado y reforzará la integración productiva y territorial del país.

De proyecto a red metropolitana

Aún en fase de diseño y evaluación, el plan impulsado por el Ministerio de Obras Públicas y Ferrocarriles del Estado busca restablecer la histórica conexión entre las regiones de O’Higgins, Metropolitana y Valparaíso mediante un tren de media-alta velocidad que circule a 200 km/h, con un tiempo estimado de viaje de una hora y media entre Quinta Normal y El Salto en Viña del Mar. Su trazado incorporará estaciones intermedias en Tiltil, Llay Llay, La Calera, Limache y sectores estratégicos de la Región Metropolitana, integrando zonas con baja accesibilidad ferroviaria.

El proyecto aprovechará parte de la infraestructura existente del corredor ferroviario central y vías de carga, sumando nuevas secciones de doble vía electrificada, sistemas de señalización inteligente y una flota de trenes eléctricos de última generación. La licitación está programada para 2026, con una inversión pública estimada de US$ 1.320 millones.

Infraestructura y visión territorial

Más que una obra de transporte, el tren rápido constituye una intervención territorial estructurante. A lo largo de su trazado se proyectan estaciones intermodales conectadas con redes de buses, metro y trenes de cercanía, permitiendo ampliar el radio de movilidad laboral y educativa entre las tres regiones. Ciudades como La Calera, Limache y Tiltil podrían transformarse en nuevos polos habitacionales y logísticos, favoreciendo la descentralización del Gran Santiago.

La ministra de Obras Públicas, Jessica López, destacó que el proyecto “tiene un sentido de integración territorial, y su primera etapa puede licitarse durante esta administración sin esperar la totalidad de los estudios de factibilidad”. En paralelo, se evalúan siete propuestas técnicas, mientras el MOP confirma que la conexión prioritaria será por La Calera–Llay Llay, incorporando futuras extensiones hacia Rancagua por el eje ferroviario existente.

Hacia una red ferroviaria del Chile Central

El corredor Rancagua–Valparaíso se integrará a los trenes suburbanos ya operativos o en desarrollo, como el Melitren, el Tren a Batuco y el Rancagua Express, generando una malla de conectividad continua que articule vivienda, empleo, educación y turismo entre las tres regiones. Se prevé que, hacia 2030, los servicios combinados puedan mover más de 20 millones de pasajeros al año.

El diseño contempla trenes de tracción eléctrica alimentados por fuentes renovables, con cabinas presurizadas, accesibilidad universal y sistemas de monitoreo digital en tiempo real. El estándar de servicio apunta a confort europeo: asientos ergonómicos, conexión Wi-Fi, zonas bici y cafetería.

Visión de largo plazo: alta velocidad y desarrollo sostenible

Paralelamente, el consorcio internacional TVS (Transporte Valparaíso-Santiago) mantiene su propuesta de un tren de alta velocidad capaz de unir ambas ciudades en menos de 50 minutos. La iniciativa, respaldada por el sector privado, considera una traza directa por Casablanca y Curacaví con estándares similares a los TGV franceses o AVE españoles, y una inversión estimada de US$ 2.500 millones.

Ambas iniciativas —el tren público de media velocidad y el privado de alta velocidad— no compiten, sino que delinean un mismo horizonte: revitalizar la red ferroviaria nacional y posicionar al eje SANRAVAL como un corredor interregional sostenible, eficiente y conectado con los puertos y aeropuertos estratégicos del país.

Desafíos y oportunidades

Los principales desafíos del proyecto se relacionan con la definición de trazados, la compatibilidad de uso entre transporte de carga y pasajeros, y la coordinación institucional entre MOP, EFE y gobiernos regionales. Expertos coinciden en que el éxito dependerá de una visión metropolitana compartida y de integrar el tren a políticas de vivienda, planificación urbana y electromovilidad.

Mirada SANRAVAL

Desde la perspectiva de SANRAVAL, el tren Rancagua–Valparaíso representa mucho más que un proyecto de transporte: es un símbolo de integración territorial. No solo reducirá distancias físicas, sino también culturales y productivas, articulando nuevas oportunidades entre regiones. La movilidad sostenible es hoy un factor de cohesión y competitividad, y su desarrollo refuerza la visión de un Chile Central más conectado, equilibrado y descentralizado.

Fotografía: Ministerio de Obras Públicas / Archivo SANRAVAL

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