28 de octubre de 2025
SANRAVAL · Chile Central. Las imágenes nocturnas captadas por satélite a lo largo de las últimas dos décadas muestran con claridad un fenómeno que los urbanistas anticipaban: el eje Santiago–Rancagua–Valparaíso se ha transformado en una superficie urbana continua en términos de actividad y movilidad. Lo que antes eran tres núcleos separados hoy exhibe una red de luces que se extiende por más de 200 kilómetros, desde San Antonio hasta San Fernando, evidenciando un proceso de integración funcional del Chile Central.
Un continuo urbano que crece hacia el valle
Datos del NASA Earth Observatory y del Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales UC confirman que, entre 2005 y 2025, la huella luminosa del centro del país ha aumentado en más de un 60 %. Las imágenes revelan cómo la expansión de la infraestructura, la vivienda y los parques industriales ha unido visualmente las manchas urbanas de Santiago, Rancagua y Valparaíso, configurando una red territorial densa y articulada por autopistas, trenes y corredores logísticos.
La continuidad lumínica avanza principalmente por el eje sur —entre Paine, Mostazal y Rancagua— y hacia el poniente, en dirección a Curacaví, Casablanca y Valparaíso. A su vez, los satélites detectan la consolidación de áreas intermedias como Quillota, San Antonio, Los Andes y San Felipe, que funcionan como nodos complementarios dentro de esta nueva macrozona metropolitana.
Más allá de la luz: una red funcional
Los especialistas advierten que esta fusión visual no implica necesariamente una continuidad física sin interrupciones, sino una integración funcional cada vez más evidente. Miles de personas residen en una ciudad y trabajan o estudian en otra; las cadenas de abastecimiento cruzan regiones a diario; y los sistemas de transporte interurbano generan nuevos patrones de desplazamiento. La macrozona “Sanraval” surge como una constelación urbana interdependiente, donde las fronteras administrativas pierden relevancia frente a la realidad económica y social compartida.
“Estamos frente a una nueva geografía de la conectividad”, señala el urbanista Pablo Contreras, del IEUT UC. “El patrón de luces satelitales nos muestra no solo dónde vive la gente, sino cómo se mueve y se relaciona entre territorios. Chile Central dejó de ser una suma de ciudades: es un sistema”.
Movilidad, vivienda y expansión productiva
Entre los factores que explican esta expansión se cuentan el crecimiento de la red de autopistas interregionales, el aumento del parque automotor y la consolidación de proyectos industriales y logísticos en zonas rurales. La localización de centros de distribución, plantas agroindustriales y parques tecnológicos en comunas como San Bernardo, Buin, Paine, Codegua, Casablanca y Quillota ha contribuido a densificar los corredores viales y a extender la actividad económica más allá de los límites urbanos tradicionales.
En paralelo, la presión demográfica y el alto costo de la vivienda en Santiago han impulsado un proceso de descentralización residencial. Familias y trabajadores optan por vivir en Rancagua, Peñaflor o Villa Alemana, manteniendo sus empleos o estudios en la capital. Este fenómeno, conocido como metropolización expandida, redefine la manera en que se habita y se entiende el territorio.
Desafíos de planificación interregional
El crecimiento simultáneo de tres regiones plantea retos inéditos en planificación. Los gobiernos regionales de O’Higgins, Metropolitana y Valparaíso trabajan en la creación de un Consejo de Coordinación Metropolitana que permita armonizar políticas de transporte, vivienda, medio ambiente y desarrollo económico a escala macrozonal. Según el Barómetro de las Ciudades, esta integración requerirá nuevos instrumentos de gobernanza que reconozcan al eje Sanraval como una unidad funcional y no solo geográfica.
Entre las prioridades destacan el control de la expansión urbana, la preservación de los corredores agrícolas y humedales rurales, y la transición hacia sistemas de movilidad eléctrica y ferroviaria que reduzcan la huella de carbono del territorio.
Una mirada desde el espacio al futuro
Las imágenes satelitales son también un símbolo del futuro. Desde la órbita, el eje central aparece como un corredor luminoso que late de manera sincronizada: tres ciudades interdependientes unidas por la energía, la tecnología y el movimiento. Esta visión resume una transformación que no se detendrá: la del Chile Central como metrópoli de múltiples centros, integrada, productiva y sostenible.
Visión SANRAVAL
Desde la mirada de SANRAVAL, la integración que muestran las luces nocturnas representa una oportunidad histórica. Planificar la macrozona no es solo coordinar infraestructura, sino construir cohesión territorial. Las imágenes satelitales nos recuerdan que el desarrollo urbano debe ir acompañado de planificación ecológica, equilibrio regional y movilidad inteligente. En definitiva, la huella luminosa del eje no solo marca el crecimiento: dibuja la promesa de un Chile Central conectado y consciente.
Redacción SANRAVAL · Fuentes: IEUT UC · NASA Earth Observatory · Barómetro de las Ciudades

