“Nueva Alameda”: el renacer del eje cívico que une historia, ciudad y futuro

“Nueva Alameda”: el renacer del eje cívico que une historia, ciudad y futuro

Redacción SANRAVAL · 22 de octubre de 2025

22 de octubre de 2025

SANRAVAL · Santiago. El proyecto Nueva Alameda avanza como una de las transformaciones urbanas más significativas de la última década en la capital chilena. La iniciativa busca recuperar y modernizar el eje histórico que conecta Plaza Baquedano con el Nudo Pajaritos, consolidando un corredor cívico, verde y accesible que refleje la visión metropolitana del Chile Central. Con obras impulsadas por el Gobierno Regional Metropolitano, en coordinación con los municipios de Santiago, Estación Central, Providencia y Lo Prado, el plan plantea una intervención integral sobre más de 11 kilómetros de extensión.

Un paseo cívico de nueva generación

El rediseño de la Alameda Bernardo O’Higgins se concibe como un eje urbano de escala nacional. No solo se trata de una obra de pavimentación o paisajismo: su objetivo es recuperar la identidad republicana y cultural del espacio público más simbólico del país, al mismo tiempo que se adapta a las necesidades de una ciudad contemporánea. El proyecto contempla un sistema de movilidad multimodal donde peatones, ciclistas, transporte público y vehículos coexistan en un entorno ordenado, iluminado y más seguro.

Entre las principales acciones destacan la renovación de pavimentos, instalación de arborización nativa y de bajo consumo hídrico, incorporación de mobiliario urbano inteligente y nuevas rutas accesibles para personas con movilidad reducida. Además, se incorporará una ciclovía metropolitana continua que recorrerá todo el eje, conectando con la red de ciclovías existentes hacia Ñuñoa, Independencia y Quinta Normal.

Infraestructura y gestión metropolitana

El plan, de carácter interinstitucional, se desarrolla en conjunto con Metro de Santiago, Ministerio de Vivienda y Urbanismo y Ministerio de Transportes. En total, el proyecto involucra una inversión superior a los US$120 millones y busca convertirse en una experiencia piloto para la gestión coordinada del espacio público metropolitano. Su estructura considera una nueva distribución de calzadas y paraderos, mayor superficie verde y un rediseño de iluminación peatonal con eficiencia energética LED.

Las obras se dividen en tres tramos principales: Baquedano–Echaurren (tramo cívico y cultural), Echaurren–San Borja (conector universitario y comercial) y San Borja–Pajaritos (franja intermodal y de conexión con servicios regionales). Cada sección contempla intervenciones diferenciadas en función de su uso, flujo peatonal y entorno urbano inmediato.

Patrimonio urbano y cohesión territorial

El rediseño de la Alameda también implica una lectura contemporánea del patrimonio. Espacios como la Plaza Italia, el Barrio Universitario y la Plaza de la Cultura serán recuperados como puntos de encuentro y de identidad colectiva. La propuesta busca equilibrar la conservación de monumentos y edificios históricos con la incorporación de tecnologías urbanas: pavimentos drenantes, sensores de iluminación automática y señalética inclusiva en braille y QR.

En paralelo, el proyecto incorpora un componente de gestión de aguas lluvia y mantenimiento sostenible mediante jardines de infiltración y sistemas de riego tecnificado, reduciendo la presión hídrica sobre la cuenca de Mapocho. Con ello, la Nueva Alameda se posiciona como un corredor resiliente frente al cambio climático y las olas de calor que afectan a la capital.

Conectividad y futuro metropolitano

La Nueva Alameda no solo revitaliza el corazón de Santiago, sino que también fortalece la interdependencia con Rancagua y Valparaíso. El eje se concibe como el núcleo cívico de la futura macrozona SANRAVAL: una red urbana interconectada por trenes, autopistas y transporte público de alta capacidad. La modernización de este paseo se integra así a los planes de movilidad sostenible regional, que incluyen el tren de cercanía Santiago–Melipilla y la expansión del transporte eléctrico en la Región de O’Higgins.

Visión SANRAVAL

El proyecto Nueva Alameda es más que una obra de infraestructura: representa un gesto de reconciliación entre la ciudad y su ciudadanía. Recuperar el espacio público es también recuperar confianza, identidad y sentido de comunidad. Desde la mirada SANRAVAL, esta iniciativa marca un punto de inflexión en la construcción de una metrópoli integrada, verde y accesible, donde Santiago no se mira como una isla, sino como parte del territorio continuo que conecta el valle central y la costa.

Una Alameda viva, iluminada y caminable puede ser el símbolo de una nueva etapa para el Chile central: una región conectada, sostenible y consciente de su patrimonio.

Redacción SANRAVAL · Fotografía: Archivo Urbano de Santiago

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